martes, 3 de junio de 2014

Cuida y mima tu delicado ecosistema interior


Hoy deseo hablarte de las valiosas aplicaciones de la ecología a los territorios de tu fuego interior.

Cada persona,
y tú también, habita un rico mundo interno, del que es más o menos consciente.
Este mundo interior, cuyo núcleo o corazón es lo que yo llamo "Fuego Interior", es en realidad un complejo ecosistema; y como tal, para desarrollarse sano y fuerte, necesita mantener su propio equilibrio ecológico.

Como todo ecosistema, el mundo interior permanece en constante comunicación con el mundo exterior o vida cotidiana, med
iante un lenguaje propio, que aunque tiene características comunes, es diferente para cada persona.


Para que nos entendamos, sería como si muchas personas hablásemos una lengua común, pero realmente cada cual tuviera su propio dialecto, desde el que entabla conversación, y entiende y se hace entender en la lengua común.

Para que puedas ir explorando cómo es tu dialecto personal, o como se comunica tu mundo interior contigo y con el exterior, creé y diseñé el experimento del Oráculo de la Vida Cotidiana (si no lo has probado, puedes comenzar a jugarlo aquí, y seguir cada día los post durante una semana).

Tu universo interno intercambia información con el mundo exterior, percibe los mensajes externos, los procesa, crea sus propios mensajes, se expresa, crece, se repliega, busca sus cauces de expansión... En una palabra, vive.

Este fascinante mundo palpitante de vida resulta ser muy delicado y se muestra muy sensible a la pureza de su entorno, tanto respecto al mundo exterior, como al trato que tú mismo le das y la relación que mantienes con él.

Para que tu ecosistema interior pueda desarrollarse de forma saludable, necesita un entorno libre de tóxicos y rico en nutrientes donde pueda desarrollase, como pueden ser por ejemplo: atención y escucha atenta, tiempo y espacio para desarrollar tus pasiones vitales, juego risa y diversión, silencio cuando es necesario, y grandes dosis de amor y de paciencia y cuidado.

Cualquier tipo de contaminante externo o interno, puede tener un efecto adverso sobre el delicado equilibrio de tu mundo interior. 

Entre los contaminantes físicos más tóxicos se encuentran la rutina, la dejadez, la excesiva atención a las demandas de otros y el exceso de actividad hacia el exterior.


Los contaminantes químicos más comunes son la emisión y recepción de críticas destructivas, el victimismo, la apatía, el veneno del maltrato emocional y la continua queja tóxica.

Algunos contaminantes energéticos son la "mala vibra", el autocastigo, y la pérdida de la propia energía personal, resultando éste último un factor debilitante muy a tener en cuenta para garantizar la salud de este ecosistema.


Afortunadamente, tu mundo interior está dotado de sistemas biológicos de detoxificacion muy sofisticados que contribuyen a ir manteniendo regularmente su equilibrio interno.
Sin embargo, en las épocas en que los contaminantes, mundanos o personales, comienza a acumularse, es importante que dediques cierta ateción, cuidados y mimo a tu preciado universo interno, si quieres que viva sano y se expanda potente.


Ambientes saludables y con riqueza de recursos físicos y emocionales, y estimulación mental y espiritual, son ideales para el desarrollo de un flamante mundo interior.

Siempre que lo desees, puedes fertilizar tu mundo interno con grandes dosis de imaginación, pasión y compromiso personal, lo cual resulta un estímulo excelente.

La alegría es también un recurso que nunca debería faltar para que tu fuego interior arda bien fuerte, y provea de gran cantidad de luz y de calor al maravilloso universo que habita en tu interior, y que también eres tú. -Victoria Vanadis 2014©.

Y tú? Cómo cuidas con mimo tu ecosistema interno?

Se te ocurren formas creativas de hacerlo?

Me encantará que me lo cuentes en la sección de comentarios.


Si te gusta lo que se gesta en este mundo interior, comparte este post.

Imagen: Ilustración por Misori Ryutsuki©.



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